Perra vida

No tengo amor ni hambre,
ni siquiera,
habito ya tu instinto o tu deseo.
Temo, en esas soledades
de ida y vuelta,
encontrarme tus versos o mis besos,
que me huyas,
como los tordos huyen cuando llegan,
las blancas golondrinas del verano.

Sólo mi perro sabe
del aullido silente de una casa vacía.
Mi perro,
que a bien tuvo adoptarme, sabiendo,
-¡Soberbio compañero!-
que, tal vez, no le viva doce años.


                                               © María Romero
María Romero, nacida en Villamartín, Cádiz, desde los diez años reside en Zaragoza, cuya Diputación le editó Alijos Poéticos. Ha colaborado en varios libros colectivos, en radio, revistas y otras publicaciones.